CUIDA TUS RIÑONES :)
¡ Y comenzamos con las hemodiálisis !
Una vez que me dieron el alta pude irme a mi casa y seguir dializándome de forma ambulatoria.
Pero antes de contar mi experiencia con la diálisis, quiero detenerme en lo siguiente: ¿qué es exactamente la hemodiálisis?
Creo que lo conocemos a modo muy general, sabemos que a eso se someten las personas que tienen problemas renales, que algo tiene que ver con la sangre pero, ¿sabemos exactamente en qué consiste?, ¿cómo se realiza?, ¿todos los pacientes renales deben hacerlo?, ¿cuándo se debe comenzar?, ¿es para siempre o solo por un tiempo?, ¿qué tan seguido se realiza?, ¿qué se siente durante el proceso?, ¿duele? Todas esas preguntas me asaltaron desde el día en que escuché que debía dializarme, y más fuertemente el día que me hospitalicé.
Trataré de responder, con mis palabras y de manera muy simple todas estas preguntas (en la sección "Insuficiencia Renal" pueden encontrar la respuesta a modo científico, aquí lo explicaré solo desde mi experiencia y en palabras sencillas)
Existen dos tipos de dialisis: Dialisis Peritoneal y Hemodialisis. Pueden conocer ambas en la sección "Insuficiencia Renal", yo aquí les contaré de la hemodialisis que fue la que yo me hice.
¿Qué es exactamente la diálisis?
La diálisis es un proceso médico por el cual se limpia la sangre del cuerpo y se elimina el exceso de agua. Este tratamiento reemplaza al riñón que ya no funciona con normalidad, es decir, realiza lo que el riñón ya no puede hacer. Existen dos tipos: Dialisis Peritoneal y Hemodialisis.
¿En qué consiste y cómo se realiza la hemodiálisis?
La hemodiálisis se realiza a través de una máquina. Es una máquina bastante grande (pueden ver fotos en la sección “Diálisis y Hemodiálisis”), a la que se conectan distintas mangueras y un filtro. El paciente debe primero tener un catéter o una fístula. La fístula se hace en el brazo y es la unión de una arteria con una vena. ¿Por qué se hace ésto? porque se necesita el grosor de la vena (puesto que la arteria es muy delgada) pero con la corriente sanguínea de la arteria (la vena no tiene suficiente). Así se mezcla lo mejor de ambas, se podría decir, y queda una "súper vena" jaja. Y el catéter es un tubito que va desde una arteria principal, en el interior del cuerpo hacia el exterior, en donde salen dos mangueritas. Sí, uno tiene que andar con las dos mangueritas que salen de tu pecho o del cuello. El catéter se coloca en el cuello cuándo te dializas de urgencia, ya que es el modo más rápido, mientras que el del pecho se hace una vez que te den el alta porque el del cuello es muy propenso a infectarse y al ir conectado directamente a la arteria, la infección es más riesgosa.
Por lo general se hace tanto la fistula como el catéter por una sencilla razón: La fístula se demora alrededor de un mes en estar lista para su uso, asique debe usarse el catéter mientras tanto, el que se puede usar de inmediato. Éste ultimo hay que cuidarlo mucho para prevenir infecciones, recordemos que está inserto en la piel, por lo tanto es como una herida abierta. Una vez lista la fístula, se puede retirar el catéter.
Sea con fístula o catéter, la diálisis se realiza conectando las mangueras de la maquina a las del catéter o bien a la fistula por medio de una aguja (como si te sacaran sangre para un examen). El proceso consiste en sacar la sangre de tu cuerpo a través de las mangueras hacia la maquina en donde se filtra y se limpia de las toxinas y luego vuelve a tu cuerpo, ya limpia, por otra manguera.
¿Todos los pacientes renales deben hacerlo?
No, por lo general los pacientes con insuficiencia renal crónica terminal, aunque igualmente algunos con insuficiencia renal aguda la realizan, pero eso depende del nefrólogo tratante y de la situacion del paciente.
¿Cuándo se debe comenzar?
La diálisis se necesita cuando el riñón filtra menos de 15 ml/s, claro que esto también puede variar entre cada paciente. Depende también del estado en que se encuentre el paciente, por ejemplo yo estando con insuficiencia renal crónica, con 15 ml/s de filtración, con mis exámenes muy alterados pero sin síntomas, pude estar dos años bien sin la diálisis, sin embargo, un paciente que puede tener menos daño renal pero ya con síntomas que no le permitan seguir su vida normal, debe comenzar la diálisis.
¿Es para siempre o solo por un tiempo?
Una vez que se comienza la diálisis, ésta es de por vida hasta que el paciente pueda optar a un trasplante. En ocasiones, después del trasplante se debe volver a la diálisis en caso de rechazo del órgano trasplantado.
¿Qué tan seguido se realiza?
La hemodiálisis suele realizarse tres veces por semana (en mi caso es los lunes, miércoles y viernes). La diálisis peritoneal es todos los días.
¿Qué se siente durante el proceso?
Eso es bastante relativo la verdad, no todos los pacientes toleran de la misma manera la diálisis. Hay pacientes que se descompensan, a algunos les sube la presión, a otros les baja, a algunos les da mucho frío, a otros calambres, a algunos nauseas y a veces pueden llegar a vomitar, puede haber mareos, dolores de cabeza, dolores de cuerpo, etc. En mi caso he podido tolerar bastante bien la diálisis, solo ahora último he estado saliendo con dolores de cuerpo, como decaimiento y dolor de cabeza, pero gracias a Dios es solo eso.
¿Duele?
No, no duele nada. El proceso de extracción de sangre no duele, lo que duele al principio es el pinchazo cuando se realiza mediante fístula, pero según dicen los pacientes (yo no me dialicé por fístula) el dolor
del pinchazo desaparece con el tiempo. En mi caso, que es por catéter no duele nada. Lo único que duele es el post operatorio, a mi me dolió como unas dos semanas, claro que disminuyendo.
Espero que esto aclare un poco las dudas acerca del proceso. Ahora sí les contaré mi experiencia y sentimientos con este tratamiento.
Mi experiencia con la diálisis
Siendo sincera, la palabra "diálisis" nunca estuvo entre mis opciones, ya que no quería llegar eso, y traté por todos los medios posibles postergarla lo más que pude. Sin embargo, el día D llegó y hubo que hacerlo, pero siempre con el objetivo de no vivir conectada a esta máquina, con fé en que lograría sanarme, quizas trasplantarme y tener una mejor calidad de vida.
Recuerdo muy bien el primer día que llegué a la unidad de diálisis, ver todas esas maquinas con un sillón reclinable al lado, y cada uno con una tele, su control remoto y sus audífonos... no parecía taaan mal, hasta que me instalé y observé el panorama con tranquilidad... ver a toda esa gente (la mayoría gente mayor) que llegaba a conectarse a la máquina y dispuestos a pasar las siguientes 5 horas allí sentados me alarmó. Fue realmente como una alarma que sonó en mi cabeza que me decía: "esto es lo que te espera, pasar toda tu vida aquí", y eso me deprimió enormemente. Fue como ver una realidad que me esperaba frente a mis ojos, realmente fue muy fuerte emocionalmente.
Ya con los días me fui sintiendo más normal, aunque seguía preocupada, pensando en que todos ellos estaban atravesando lo mismo que yo, quizás desde hace cuantos años ya y, por lo mismo, ya se veían todos muy asumidos, y pensaba "yo no quiero eso, no quiero conformarme con esto"... pero después vas entendiendo por qué todos lo aceptan, no es porque quieran claro, quien quiere vivir dializándose...
Me incomodaba un poco que me miraran, aun que claramente era más que nada rollo mío, pero muchas personas me observaban cuando llegué, les extrañaba que estuviera ahí siendo tan joven... creo que no había nadie de mi edad, eran todos mayores y en la mayoría de la tercera edad, porque claro, a qué persona en sus 20 años le fallan los riñones, al menos eso pensamos todos y me incluyo. Recuerdo andar muy perseguida con eso, y me molestaba que todos me dijeran "¿y tan jovencita y está aquí?" porque ya no era solo allí, era en todos lados, me veía rodeada solo de gente mayor, y todos se sorprendían de verme esperando una hora con el nefrólogo o el cardiólogo, yendo a la consulta del cirujano que hace las fístulas y los catéter, donde fuera la gente me miraba como diciendo: "y por qué ella viene para acá". Creo que eso fue lo que más me costó aceptar y, por supuesto, verlo con otros ojos, ya que nadie tiene la intención de hacerte sentir mal, eres tu quien te persigues con cada cosa que pasa.
Al poco tiempo ya me sentí mucho más cómoda yendo a las diálisis, además de que todo el personal es muy amable y cariñoso, así que llegaba todos los lunes, miércoles y viernes a las 8am con mi librito para leer (llevaba libros, mandalas para pintar o hacer, escribía, etc. jaja). Al llegar, lo primero es ir a la pesa, ya que te pesan al llegar y al salir, así que hay que sacarse los zapatos, la chaqueta y todo lo que pueda pesar porque es muy importante obtener el peso adecuado ya que en base a eso se programa la máquina. Con el peso listo pasas a sentarte, siempre en el mismo lugar, a esperar tu turno para que te conecten a la maquina. Una vez que la maquina ya está en funcionamiento, seguía leyendo mi libro, a veces miraba en la tele algún programa o película hasta que se viene lo mejor de la jornada, el tecito jaja. Nos daban un desayuno como a eso de las 9, y de ahí seguía leyendo o viendo tele, o bien durmiendo, todo eso mientras te van controlando la presión cada cierto tiempo.
Yo me dializaba 3 horas y media, asique por lo general me desconectaban a eso de las 12, pero también es relativo ya que a veces debía esperar mi turno para eso también. Ya lista, debía ir a la pesa nuevamente, y por lo general bajaba uno o dos kilos, que es lo que se suele bajar después de la diálisis debido al líquido que te extraen, y ya ahí me iba a mi casa. Por lo general me iba sola ya que solía salir bien del tratamiento, aunque muchas veces tenía dolores al llegar a mi casa, y lo fome de eso es que ya era prácticamente un día perdido, pero ya a la noche se me pasaba.
Y claro, están también los medicamentos. Cada 15 días me inyectaban fierro debido a la anemia que me había provocado la enfermedad, aparte de otros medicamentos en tableta que debía tomar como calcio, vitaminas y más fierro, ya que a través de la diálisis también se eliminan muchos nutrientes. La maquina no es tan perfecta, solo limpia la sangre, no discrimina mucho entre toxina y vitaminas.
Así fue como estuve casi 2 años en diálisis, entré también a la lista de pacientes para recibir un trasplante y por supuesto seguí mi búsqueda de otras alternativas para tratarme, ya que no deseo dializarme toda la vida. Finalmente pude optar a un trasplante del que les contaré en dicha sección.
